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Fuentes de energía saludable y vitalidad

Fotografía: Danish Streets

Es habitual pensar que cuando nos falta energía debemos mejorar nuestra alimentación, dormir más horas, incluso que deberíamos tomar un suplemento que nos proporcione la energía que necesitamos. 

La alimentación y el descanso son pilares básicos en una vida saludable y vital, pero son solo una parte de los factores que intervienen a la hora de disponer de toda la energía que nuestro cuerpo necesita.

La alimentación, el descanso y el deporte.

La fruta (plátano, por ejemplo), los carbohidratos, frutos secos, cereales como la avena, legumbres, verduras como la espinaca e incluso el chocolate puro son algunas de las fuentes alimentarias que mejor nos hacen sentir y más nos revitalizan. 

Dormir entre 7 y 9 horas diarias, (según el metabolismo de cada uno) y mantenerse hidratado (beber agua) también nos hará aumentar los niveles de energía y vitalidad. Cada persona tiene unos gastos de energía individuales que requieren unas cantidades de sueño y de hidratación distintas, la clave aquí es que encuentres cuáles son tus niveles o necesidades particulares. 

La alimentación, el descanso y el deporte son importantes. No hacer deporte porque uno está cansado es un clásico pero no es más que una excusa. Practicar deporte a diario no solamente sube los niveles de energía y vitalidad sino que aumenta la felicidad y hasta fomenta la toma de mejores decisiones y claridad. No es necesario pasar largas horas en el gimnasio ni prepararse para correr un maratón. Es suficiente con salir a pasear 30 minutos o practicar desde casa ejercicios simples de estiramientos, algo de fuerza y/o un poco de cardio y meditación, por ejemplo. 

¿Por qué es importante la meditación?

La meditación nos ayuda a entrar en contacto con nosotros mismos y con aquello que realmente necesitamos: aprender a respirar reduce el estrés, calmar la mente nos permite observar nuestra vida desde distintas perspectivas, relativizar nuestros problemas y fomentar la creatividad, de manera que podremos tomar mejores decisiones sobre lo que es más importante y relevante para nosotros, conocernos mejor y priorizar.

Cuando meditamos y entramos en contacto con nosotros mismos nos resulta más sencillo conocer quién somos, qué es lo que realmente queremos, qué nos hace sentir bien y qué nos mueve. Cuál es nuestro propósito, nuestra vocación y nuestra pasión. 

Cuando conocemos qué nos mueve, sabemos lo que nos hace feliz, y lo que no. Desde esta nueva perspectiva es mucho más sencillo saber a qué hemos de decir sí y a que hemos de decir no

Aprender cuándo hay que decir no.

En muchas ocasiones nos encontramos en situaciones en las que no queremos o no debemos estar, y en la mayoría de los casos es porque no hemos aprendido a decir no. Este tipo de situaciones nos hacen perder mucha energía. Aprender a decir no nos ayudará a alinearnos con aquello que sí queremos y que nos llena de energía.  

Evitar las grandes comilonas, el alcohol o el tabaco también es una clave a la hora de sentirnos mejor y ganar vitalidad. Evitar los pensamientos negativos y decir no a las relaciones tóxicas son algunos de los hábitos mentales  que también hay que aprender a desarrollar. 

Hábitos mentales saludables.

Focalizarse en el problema y no en las soluciones nos desgastará. Entrenar la mente para encontrar soluciones en lugar de crear preocupaciones, practicar la empatía y la tolerancia en lugar de caer en la crítica fácil hacia los demás. Entender que hay distintos puntos de vista sobre una misma situación nos ayudará a evitar discusiones y a respetar más a los demás.  


No olvides detoxificarte de las pantallas del móvil y del ordenador de vez en cuando, quererte mucho y cuidarte aun más (también tu aspecto físico): ¡si te ves guapo/a te sentirás mejor! 😉