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Aprender a quererse a uno mismo, ¿Por qué es tan importante?

Cuidar de ti no es solo una cuestión de salud, la gente enferma constantemente por problemas de estrés, de falta de dirección, de falta de amor propio, de cuidado personal… 

En el ajetreo diario nos olvidamos muchas veces de que nuestro cuerpo es nuestro templo y que si no lo cuidamos tarde o temprano se resentirá. 

Cuidarse no es un cambio de la noche a la mañana, es un trabajo y una responsabilidad, pero si lo hacemos bien, también es un placer.

No hay que hacer grandes cambios, son simples gestos para con uno mismo y los demás:

Escuchar a nuestro cuerpo: si estamos constantemente cansados, algo estamos haciendo mal. Prueba a dedicar más horas a aquellas actividades que te hacen feliz. Está científicamente comprobado que cuando hacemos aquello que nos hace feliz, nuestro organismo funciona mejor, nuestro cuerpo está más sano y nuestra mente trabaja con menor dificultad.

Consiéntete. No dejemos los momentos importantes para después, cada día es el mejor momento para brindarte un capricho, ponerte esa prenda que guardas para una ocasión especial, planear un viaje que siempre has querido hacer… no guardes las mejores copas en el armario, úsalas para el día a día y sentirás que cada día es un día especial. 

Priorízate. ¿Qué te gustaría que te ocurriera hoy? Levántate por la mañana e imagina tu día perfecto: ¿qué te tendría que ocurrir? No te pido que te imagines en las Bahamas con una piña colada, seamos realistas, puedes salir de casa e ir a trabajar y tener un gran día o puedes salir de casa y que todo te salga mal. Si visualizas pequeños detalles que te puedan hacer sentir bien, aumentas un 200% las posibilidades que te las cosas te salgan bien. Solo toma unos minutos al comienzo del día y puede cambiar tu actitud un 100%. 

Agradece. También está comprobado que una persona agradecida aumenta sus niveles de felicidad, así de sencillo: sé agradecido. Por lo que tienes, por lo que eres, hasta por lo que no. Seguro que has oído hablar de esas personas a las que les tocó la lotería, y arruinaron su vida, seguro que ellas tampoco sabían que eso iba a pasar. Generalmente tenemos todo lo que necesitamos para sentirnos felices, está bien querer más pero agradecer lo que ya tenemos aumentará automáticamente nuestros niveles de felicidad. 

No tengas miedo a cambiar. Nada dura para siempre y la vida y el mundo está cambiando constantemente, ¿porqué no ibas a hacerlo tú?. No te quedes enganchado a personas, situaciones, lugares o pensamientos. Aprender a fluír con la vida y las circunstancias que se nos presentan no es un ejercicio sencillo pero es una de las claves de la felicidad. Confía en que vas a poder afrontar cualquier situación que se te presente y suelta todo aquello que se quede atrás. 

Por último pero no menos importante, quiere también a los demás. Hay que quererse muy bien a uno mismo para saber querer a los demás. Aprovecha cada momento que puedas para ser amable, demostrar cariño, empatía y solidaridad. Son los pequeños gestos del día a día los que cambian la vida de las personas, si te quieres bien a ti mismo, te será más fácil querer bien a los demás. 

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Fuentes de energía saludable y vitalidad

Fotografía: Danish Streets

Es habitual pensar que cuando nos falta energía debemos mejorar nuestra alimentación, dormir más horas, incluso que deberíamos tomar un suplemento que nos proporcione la energía que necesitamos. 

La alimentación y el descanso son pilares básicos en una vida saludable y vital, pero son solo una parte de los factores que intervienen a la hora de disponer de toda la energía que nuestro cuerpo necesita.

La alimentación, el descanso y el deporte.

La fruta (plátano, por ejemplo), los carbohidratos, frutos secos, cereales como la avena, legumbres, verduras como la espinaca e incluso el chocolate puro son algunas de las fuentes alimentarias que mejor nos hacen sentir y más nos revitalizan. 

Dormir entre 7 y 9 horas diarias, (según el metabolismo de cada uno) y mantenerse hidratado (beber agua) también nos hará aumentar los niveles de energía y vitalidad. Cada persona tiene unos gastos de energía individuales que requieren unas cantidades de sueño y de hidratación distintas, la clave aquí es que encuentres cuáles son tus niveles o necesidades particulares. 

La alimentación, el descanso y el deporte son importantes. No hacer deporte porque uno está cansado es un clásico pero no es más que una excusa. Practicar deporte a diario no solamente sube los niveles de energía y vitalidad sino que aumenta la felicidad y hasta fomenta la toma de mejores decisiones y claridad. No es necesario pasar largas horas en el gimnasio ni prepararse para correr un maratón. Es suficiente con salir a pasear 30 minutos o practicar desde casa ejercicios simples de estiramientos, algo de fuerza y/o un poco de cardio y meditación, por ejemplo. 

¿Por qué es importante la meditación?

La meditación nos ayuda a entrar en contacto con nosotros mismos y con aquello que realmente necesitamos: aprender a respirar reduce el estrés, calmar la mente nos permite observar nuestra vida desde distintas perspectivas, relativizar nuestros problemas y fomentar la creatividad, de manera que podremos tomar mejores decisiones sobre lo que es más importante y relevante para nosotros, conocernos mejor y priorizar.

Cuando meditamos y entramos en contacto con nosotros mismos nos resulta más sencillo conocer quién somos, qué es lo que realmente queremos, qué nos hace sentir bien y qué nos mueve. Cuál es nuestro propósito, nuestra vocación y nuestra pasión. 

Cuando conocemos qué nos mueve, sabemos lo que nos hace feliz, y lo que no. Desde esta nueva perspectiva es mucho más sencillo saber a qué hemos de decir sí y a que hemos de decir no

Aprender cuándo hay que decir no.

En muchas ocasiones nos encontramos en situaciones en las que no queremos o no debemos estar, y en la mayoría de los casos es porque no hemos aprendido a decir no. Este tipo de situaciones nos hacen perder mucha energía. Aprender a decir no nos ayudará a alinearnos con aquello que sí queremos y que nos llena de energía.  

Evitar las grandes comilonas, el alcohol o el tabaco también es una clave a la hora de sentirnos mejor y ganar vitalidad. Evitar los pensamientos negativos y decir no a las relaciones tóxicas son algunos de los hábitos mentales  que también hay que aprender a desarrollar. 

Hábitos mentales saludables.

Focalizarse en el problema y no en las soluciones nos desgastará. Entrenar la mente para encontrar soluciones en lugar de crear preocupaciones, practicar la empatía y la tolerancia en lugar de caer en la crítica fácil hacia los demás. Entender que hay distintos puntos de vista sobre una misma situación nos ayudará a evitar discusiones y a respetar más a los demás.  


No olvides detoxificarte de las pantallas del móvil y del ordenador de vez en cuando, quererte mucho y cuidarte aun más (también tu aspecto físico): ¡si te ves guapo/a te sentirás mejor! 😉